Asómate a la ventana y verás...
a ese chiquillo que llora aferrado a su madre porque no quiere entrar al colegio; a ese abuelito que recorre cada mañana pasito a pasito el camino hasta el quiosco de la esquina para comprar su periódico, poco trayecto, pero para él como si fuera todo el Camino de Santiago; a esa mujer cargada con un montón de bolsas de la compra, ¿vivirá muy lejos? te preguntas; a ese grupo de chicos y chicas un poco escandalosos que parece que van veinte y sólo van cinco; a esa parejita que va despacio, abrazados, y que cada diez pasos se paran para darse un profundo beso, como si fuera el beso de una despedida; a ese hombre que pasea a su perro y... ¡no recoge la caquita del perrito! ; a ese grupo de mujeres con cierta edad que andan ligeras con sus zapatillas de deporte y hablan igual de rápido que andan; al frutero que va y viene con la carretilla llena de cajas vacias para tirarlas al contenedor; ¡mira! ahí va mi vecina Loli con sus nietos; a ese coche que está intentando aparcar y que le está costando la misma vida porque el aparcamiento es pequeño.
Me asomo a la ventana y veo... ¡vida!
Autor: Esperanza Miranda
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